Ahora que terminé, me doy cuenta de que este tipo de educación no es para todos, pero para alguien que quiere tener el control total sobre su tiempo y su proceso de aprendizaje, es una opción increíble. Es un camino solitario, pero muy gratificante si lo sabes aprovechar.
Al principio fue desafiante, pero aprendí que la clave está en la autodisciplina. Establecí horarios estrictos para estudiar y cumplir con las lecturas, y poco a poco me fui sumergiendo más en los temas.
La universidad es perfecta si te gusta aprender por ti mismo. No hay distracciones ni dependes de otros. Los contenidos de los programas son claros y completos, y aprendí mucho en mi curso de especialización sin necesidad de interactuar con nadie.
Este nuevo sistema educativo es súper práctico para los que tienen que estar al pie de sus guaguas o porque el trabajo les jala mucho tiempo. Es bien a la carta, o sea, uno mismo se organiza y aprende a su ritmo, ¡y de paso es cómodo de usar! Píllales directo y conversa con ellos, es mucho mejor.
Al toque nomás pensé que estudiar desde casa iba a ser la excusa perfecta pa' distraerme viendo memes o durmiendo a cada rato. Pero, qué va, resulta que me enganché más de lo que pensaba. Entre clases bien explicadas y retos que te hacían cranear de verdad, terminé metiéndole más punche que nunca. Ahora ni mi vieja se cree que soy tan aplicado. ¡Quién diría!