Este año nos convocamos a pensar en la salud mental como un derecho universal, lo que nos llama a plantearnos la importancia de concientizar y de visibilizar, el cambio de mirada necesario y las acciones que deben tenerse en cuenta para lograr acercarnos y acercar este concepto a toda la población.
Todos deberíamos tener el derecho de vivir una vida con dignidad, equidad, y respeto, y contar con la posibilidad de un bienestar psicoemocional y social. Para esto es necesario acceder a los servicios y las herramientas necesarias para lograrla y sostenerla, debemos entender la importancia de pensar en la salud mental y la pérdida o el riesgo de perderla como eje fundamental de las intervenciones individuales y colectivas.
Intervenir en situaciones, contextos o problemáticas que afectan la salud mental de las personas y la comunidad es muy importante.
Las personas que son diagnosticadas con alguna ENM atraviesan numerosos cambios a lo largo de su vida y necesitan de diversos apoyos. Por esta razón, es importante conocer sus generalidades, trabajar con un equipo de profesionales y que existan instituciones que acompañen tanto a la persona como a su familia y el entorno donde cohabitan.
Es muy importante accionar para lograr una red social y profesional que permita a la persona y su familia, sentirse sostenidos y acompañados, sobre todo cuando hablamos de situaciones que se extienden a lo largo del tiempo por la cronicidad que lo caracteriza.
Enfermar nos enfrenta con el desvalimiento y la vulnerabilidad, nos coloca en estado de necesidad y dependencia de los otros y de sí. Altera toda su existencia y la de los que nos rodean, nos impone limitación y el despliegue de nuevas habilidades y destrezas. A esto le agregamos que se identifica una condición de perdurabilidad en el tiempo del padecimiento, lo que implica un desgaste físico y psico emocional en quien la padece, así como en quien está en el rol de cuidador, comprometiendo la salud emocional y su equilibrio.
Acompañar, sostener, escuchar, contener, generar acciones para el desarrollo de nuevas habilidades, buscar nuevas maneras y estrategias, acompañar la evolución de la enfermedad en sus diferentes momentos y en las distintas etapas evolutivas. Las pérdidas, los logros, los duelos propios y ajenos, accionar sobre el entorno en busca de la equidad y la interacción social son algunas de las cuestiones que se ponen en marcha a la hora de pensar en intervenciones para la búsqueda de la salud mental e integral del sujeto, su familia y la comunidad.
Pensar a la persona, su entorno y las acciones que se llevarán a cabo de manera integral, en contexto, social, familiar e histórico, intentando potenciar los recursos con los que se cuenta y las necesidades reales, particulares y generales. Buscando la ruptura del paradigma de la pasividad, fomentando la posición activa y productiva del sujeto, en pleno derecho de decisión y acción, sobre sí y su acontecer.
Entiendo que esto favorece y fomenta el acercamiento a la posibilidad de accionar sobre el derecho a la salud mental de nuestra población.
Por Karina Guilarducci
Psicóloga, Coordinadora del Grupo de jóvenes y adolescentes de ADM.