Distrofia muscular de Duchenne: sillas de ruedas

¿Cuándo es el mejor momento para empezar a usarlas? ¿Cuál es la mejor elección?

Cuando prescribimos una silla de ruedas, lo que intentamos hacer es brindar mayor movilidad, comodidad y aumentar la funcionalidad del niño, adolescente o adulto con DMD, y se indica en aquel momento en que se comienza a dificultar el desarrollo de actividades junto a sus pares, compañeros y amigos. La idea de esta incorporación es habilitarlo a realizar actividades, impedir el aislamiento, el encierro y permitir el desarrollo de actividades acorde a su edad y entorno.

En este momento la silla de ruedas debe ser un aliado,un instrumento a disposición, y que se utilizará según la necesidad, aunque la marcha sea posible; por ejemplo en excursiones,viajes y salidas con amigos.

En otra etapa de la enfermedad, cuando se instala mayor debilidad, y la funcionalidad se ve más limitada, la silla de ruedas debe ser de uso permanente y las características de la mismas cambian, porque debe cumplir con determinadas exigencias posturales, con el objetivo de evitar complicaciones propias de la enfermedad y de la menor movilidad.

Entonces, podríamos hablar de dos tipos de sillas de ruedas: 

En un primer momento y con el paciente aún deambulando.

En una segunda instancia la silla de uso permanente con el paciente no deambulador

Con respecto a la primera silla, no debe prescribirse cuando ya esté instalada la pérdida, sino que debe ser incorporada progresivamente y así será mejor aceptada, y la misma debe ser: funcional, liviana, fácilmente plegable y transportable, debe ajustarse al crecimiento (módulos regulables), debe prestarse atención a la postura, pero no al grado que pueda poner en peligro la funcionalidad que estamos buscando, siempre teniendo en cuenta que la misma será de uso según necesidad.

En una segunda etapa, cuando se perdió la deambulación, las exigencias de la silla de ruedas estarán enfocadas a la postura, y deberá tenerse en cuenta los componentes del asiento para lograr un correcto posicionamiento. El mismo debe permitir estar sentado erguido y aliviar las presiones tanto en nalgas como en muslos. En el momento de la indicación, debemos evaluar junto con el paciente, la necesidad del uso de almohadones, y se requerirán soportes laterales de tronco, los cuales deben ser ajustables, regulables, para adaptarse a posibles cambios en el peso.

Pero lo más importante es que la misma debe ser motorizada, para conseguir la máxima capacidad funcional, y brindar la independencia deseada.

Estas recomendaciones también son válidas para otras patologías neuromusculares que lleven a la pérdida de la deambulación. “Una silla de ruedas inapropiada, puede resultar incómoda, favorecer posturas inconvenientes o perjudiciales e incluso provocar una discapacidad extra”.

Esta nota fue realizada con el asesoramiento de la Dra. Marisa Zgaga, Medica Fisiatra – Jefa de Servicio H. E. E .P – Gdro Baigorria y Consultorio ENM – I.L.A.R. – Rosario,

Esta información no reemplaza la consulta médica. 

FUENTE: Revista Seguir Andando

 

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